jueves, 1 de marzo de 2007

EL BOTELLAZO


Resulta que a Juande Ramos, entrenador del Sevilla, le han dado un botellazo (que lo dejó inconsciente) en el partido de vuelta de Copa entre Betis y Sevilla. Y todos nos rasgamos las vestiduras. Lissavetzky pidió que los comités de disciplina se reúnan hoy de forma urgente. Vamos por partes, que la historia tiene miga (y busto, que no gusto).

1.- Está la historia bestial (de bestia, de animal) del mindundi que le tira la botella y que le da, pericia la suya, oiga, que no va a ser la primera vez que lanza una botella. Me niego a pensar que el sistema neuronal de este tipejo es suficientemente activo como para planificar algo así, sino sería de película verlo llenar la botella de agua, meterla en el congelador para tan innoble fin.

2.- Después esta el tema de la seguridad del estadio. Cuando voy a un campo juzgo excesivo que me quiten el tapón de la botella de agua, ahora doy las gracias de que lleven años haciéndolo. Ojito, digo, a los que llevan hielo, que no está tipificado como arma blanca, pero parece que lo es. Pues eso, parte de responsabilidad la tiene el club que permite la entrada de esos objetos. ?Que es imposible controlar a 40.000 personas ?, perfecto, pues regente usted un teatro, y no un estadio.

3.- El Estado, representado por el El Secretario de Estado para el deporte, pide que los comités deportivos se pongan en marcha. ¿De qué deporte estamos hablando?, ¿del lanzamiento de botella sobre cuero cabelludo? (lástima que no exista, medalla segura). Una entrada por detrás, un penalty mal pitado, una disputa entre jugadores, es competencia del comité deportivo (leáse varias veces: deportivo, deportivo, deportivo). Un botellazo que pone en peligro la vida de un ser humano es competencia de los cuerpos de seguridad del Estado. Que cierren el campo, me parece genial, pero que la justicia actúe de oficio de una vez en estas cosas, que la deportiva se ha manifestado claramente insuficiente.

4.- Lo más importante para el final: el sainete loperístico y nidal de los dos presidentes. Que si no me hago la foto con tu careto en bronce, que si no te dejo entrar a mi estadio, o peor, te dejo y te pongo mi careto de compañero de asiento. Perfecto. Cuando alguien incita a cometer un crimen hay ya dos delitos, el crimen en sí y la incitación al mismo. No es una línea recta, pero si se tiene cierta voluntada y perspectiva, su puede apreciar como entre las disputas de los dos presidentes y el botellazo hay una línea curva (no demasiado prolongada).
Reflexión final: el aquí todo vale. Da la impresión de que en esto del fútbol (en particular) se puede hacer de todo, que como en un régimen militar con el ejército, los trapos sucios se limpian en casa. Y eso, en una democracia que se precie de moderna es intolerable. Ya va siendo hora que futbolistas, entrenadores, presidentes, asuman sus responsabilidades. No se puede ser Dios los fines de semana y pretender no serlo los día de "currele". Aquí todos tienen parte de responsabilidad, que cuando un empresario se piense ser presidente de un club para ganar dinero y prestigio, sepa dónde se puede meter. Que cuando un tipo tira una botella desde una grada sepa lo que le pueda pasar. Y que el comité deportivo siga con sus ensoñaciones.

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